Nos encanta los cuentos tradicionales, aquellos que son contados de boca en boca, o les que ya tienen un historia. Gracias a Pilarin Bayés descubrimos un cuento procedente de la cultura popular menorquín.
Un cuento gamberro y sin censura, como son los cuentos de antes, que nos trae una divertida historia entre un rey y una niña. Al principio todo fue fruto de un mal entendido por parte de este rey, ya que vio en Alpargatita una ofensa en una simple sonrisa. Queriendo este dar una lección a la niña, se escondió en el altillo de la escuela y esperó a Alpargatita para darle un susto, y esto fue el principio de numerosas bromas por parte de uno y de otro, desde comer cacas de perro a querer acabar con la vida de Alpargatita.
Una oportunidad grande para dar a conocer a nuestros niños una de las ilustradoras con las que hemos crecido muchos de los padres.
Y ahora viene el dilema, que surge con todo cuento tradicional, al que muchos de los padres miran con recelo a la hora de contar este tipo de cuentos la simbología, el escenario o el sarcasmo no son como los cuentos que hay hoy en día pero os recuerdo que es una gran oportunidad para debatir los comportamientos de los protagonistas e incluso fomentar el pensamiento crítico en nuestros hijos y darles la oportunidad de que tengan ejemplos buenos y malos. Si todos los cuentos fueran dulcificados les estaremos dando la opción de salir de las lecturas y buscar en otros medios la manera de experimentar lo que los libros no les dan.
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